¿Pero qué ocurre cuando esos clientes dispuestos a pagar un mayor precio por un producto de mayor calidad dejan de apreciar esa diferencia? ¿Qué ocurre cuando cambian las reglas del juego? , ¿Podemos prever estos cambios con suficiente antelación antes que la tierra se abra bajo nuestros pies?
Cuando nos enfrentamos a situaciones de este tipo las soluciones no suelen ser fáciles, tan complejo es el proceso que muchas organizaciones a pesar de ser conscientes de lo que esta ocurriendo y de lo que significa no son capaces de encontrar el camino.
En parte por no saber avanzar en un proceso que supone un cambio importante en su organización y por otro lado porque no saben a qué otra cosa pueden dedicarse, “llevamos todo la vida haciendo lo mismo, durante generaciones y ahora ya no sabemos hacer otra cosa
Las empresas siempre toman decisiones, una de ellas, puede ser no tomar ninguna y por lo tanto optar por una huida hacia delante intentando competir en clara desventaja como si el cambio se debería más a una cuestión coyuntural.
En cambio otras pueden decidir enfrentarse a la nueva realidad y luchar por abrir nuevos horizontes. Hay quien opta por deslocalizar su producción . obteniendo costes muy bajos de producción y manteniendo las actividades que supongan un verdadero valor añadido en nuestro país, como son la dirección o el desarrollo de producto.
Otras empresas han optado por reorientar su producción a productos diferentes pero siempre aprovechando su anterior conocimiento sobre una materia prima determinada o un proceso de fabricación, de manera que no se trata de un borrón y cuenta nueva, si no de una adaptación del know how de la empresa que nos da un resultado final (producto) diferente al que hasta ahora obteníamos.
Son soluciones muy complejas, tan complejas que muchas empresas aun con voluntad de hacerlo, terminan fracasando, reinventarse es muy complicado, desaprender lo aprendido durante años o cambiar la cultura de la empresa es realmente muy complicado.
En cualquier caso tomemos la decisión que tomemos, menos los que deciden no hacer nada, es fundamental ser capaces de saber leer la situación y de estar atento a los cambios en el mercado que nos vayan indicando que en pocos años podemos tener un cambio en la cadena de valor o de suministros que suponga que vamos a quedarnos sin mercado.
Estos cambios nunca son de la noche a la mañana, ni suelen estar determinados por hechos concretos, son más bien una evolución , una sucesión de hechos y circunstancias que sostenidas en el tiempo hacen que el entorno experimente un cambio radical. Es verdad que cuando el proceso de cambio ya esta maduro siempre ocurre un hecho que parece que es el pistoletazo de salida de la nueva situación, pero tan solo es la confirmación de una situación que se ha ido generando en el tiempo.
Pero pongamos por caso que somos capaces de prever en parte la tendencia , de anticipar lo que en unos años puede ocurrir estudiando las señales que manda el propio sector, hacia donde se dirigen, si existe desarrollo de fabricación en países de costes bajos de fabricación o cuando cada vez más nos cuesta que el cliente valore la calidad o el servicio.
Estas son señales inequívocas de que algo está pasando y de hacia dónde nos dirigimos. El estudio de los diferentes escenarios que nos podamos encontrar nos ayudará a tomar decisiones estratégicas que nos puedan permitir seguir a flote.
Cuando de lo que se trata es de tomar decisiones de carácter estratégico muy valientes, como lo hagamos, es importante, pero también lo es en qué tipo de información basamos nuestras decisiones y sobre todo si hemos sido capaces de entender el cambio y adaptarnos a este antes de que sea demasiado tarde.
La inteligencia de mercados o competitiva, nos puede ayudar a conocer con método lo que ocurre a nuestro alrededor, entender las señales que nos lanza el mercado y prever en parte lo que pueda ocurrir, elaborando diferentes escenarios que nos ayuden a guiar la empresa en el cambio.
Bernardo Abril
babril@globalexportise.com